Si mientras lees este artĂculo te estás mordiendo las uñas, jugueteando con el pelo o chascando los nudillos, no estás solo. El tic más extendido (morderse las uñas) afecta al 45 por ciento de los adolescentes y el 10 por ciento de los adultos. ÂżPor quĂ© lo hacemos? ÂżQuĂ© dicen estos hábitos nerviosos de nuestra paz mental? ÂżY cĂłmo acabar con ellos?

Van desde apenas perceptibles a extremadamente molestos o incluso dañinos. La investigaciĂłn sobre los tics nerviosos se ha centrado principalmente en casos extremos, asociados con enfermedades. Pero no hace falta llegar tan lejos. Cuando son difĂciles de parar e interfieren en la vida diaria pueden convertirse en un gran dolor de cabeza.
La actriz Olivia Munn, por ejemplo, ha hablado de sus problemas con la tricotilomanĂa, un tic nervioso caracterizado por tirarse del pelo (o de las cejas, en el caso de Munn). “No me muerdo las uñas, pero me rasgo las cejas. No duele, pero es realmente molesto”, dijo la actriz en declaraciones al New York Daily News.
Hay cada vez más indicaciones de que estos comportamientos, incluso los más leves, pueden darnos muchas pistas sobre nuestra paz mental. A casi todos nos afectan, asà que merece la pena hacerse preguntas como estas:
¿Por qué lo hacemos?
Ante situaciones frustrantes o estresantes porque estamos sobre estimulados o demasiado poco estimulados (o sea, ansiosos o aburridos) los ganglios basales, una zona del cerebro relacionada con movimientos voluntarios realizados de forma inconsciente, seleccionan o quizás no inhiben un comportamiento por defecto como morderse las uñas (tĂ©cnicamente conocido como onicofagia) u otro tic similar. “Son conductas naturales que, en un momento dado, pueden volverse excesivas y afectar a la vida familiar o laboral. Como el paciente que se muerde las uñas y llega un momento que le da tanta vergĂĽenza que acude al trabajo con guantes”, señala Ana Ruano, psicĂłloga en SiquĂa.
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Algunos expertos creen que estos comportamientos, que suelen comenzar en la niñez, constituyen una forma de comunicación y, por tanto, es importante entender qué quiere decir ese hábito. ¿Aburrimiento, ansiedad, tristeza, agitación...? No sirve comer chicle o usar un spinner. Lo importante es saber por qué lo hacemos.
En realidad, no somos tan diferentes de los animales. Tal y como podemos ver en una visita al zoo, los animales sacuden la cabeza repetidamente, se balancean, se arrancan plumas o pelaje, o van en cĂrculos. TambiĂ©n tienen tics nerviosos, sobre todo en cautividad.
¿Qué dicen los tics nerviosos sobre nuestra personalidad?
Las personas más nerviosas tienden a tener algún comportamiento nervioso, dice Ruano. Pero esto no significa que todo el mundo que tiene ansiedad vaya a padecerlo. “Cada persona afronta la ansiedad de forma distinta, pero hay personas que no disponen de otra manera de tranquilizarse más que morderse las uñas”, señala.
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¿Están relacionados con el perfeccionismo?
SĂ. Al menos eso indican las investigaciones de la Universidad de Montreal (Canadá) que sugieren que podrĂan decir más de lo que creemos sobre nuestra personalidad. La gente que es generalmente impaciente, o que se aburre con facilidad, es más probable que tenga esos comportamientos, de acuerdo con este estudio, que indica que el perfeccionismo puede ser una causa. “Creemos que los individuos con estos comportamientos repetitivos pueden ser perfeccionistas, lo que significa que son incapaces de relajarse y actuar a un ritmo normal”, señalĂł Kieron O´Connor, profesor de psiquiatrĂa de la Universidad de Montreal y director del estudio. “Tienden en mayor medida a la frustraciĂłn, impaciencia e insatisfacciĂłn cuando no alcanzan sus objetivos. TambiĂ©n experimentan mayores niveles de aburrimiento”, dijo O´Connor en un comunicado.
 ¿Se produce en mayor medida en la sociedad actual?
PodrĂa ser, dada la velocidad a la que transcurre nuestra vida cotidiana y el inmenso nĂşmero de posibilidades que, para bien y para mal, existen hoy gracias a la tecnologĂa. Pero ocurre tambiĂ©n que, en el pasado, este tipo de conductas no se conocĂan tanto. Hoy dĂa ya están recogidas en el manual diagnĂłstico de los trastornos mentales, el libro por el que se guĂan los psiquiatras (DSM, por sus siglas en inglĂ©s). “Antes se supone que no habĂa tantos casos porque no se consideraban un trastorno psicolĂłgico”, dice Ruano.
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¿Qué hacer para evitarlo?
“Primero habrĂa que actuar con tratamiento psicolĂłgico contra la ansiedad”, dice Ruano. Encontrar el origen por el que se sienten ansiosos y estresados. La persona quizá ha intentado ya la pintura de uñas u otros mĂ©todos, y puede que durante un tiempo le sirva, pero volverá a recaer. Llegar al origen, esa es la cuestiĂłn.
¿Cuándo hay que buscar ayuda?
La mayorĂa de la gente no busca tratamiento y solo buscan ayuda cuando es tan persistente que impide hacer vida normal, o son dañinos. Los tics que involucran al cuello, por ejemplo, pueden dañar las vĂ©rtebras, y rasgarse la piel puede producir cicatrices. En una entrevista de trabajo, no contratarĂas a alguien que no para de bizquear o de jugar con un bolĂgrafo. Quizá ese es el momento de pedir ayuda.
El método de los diez amigos para dejar de morderse las uñas
Esto es lo que propone la psicóloga y profesora Mary C. Lamia, que usa esta técnica con niños que se muerden las uñas, pero también con sus propios estudiantes:
Cada tarde durante al menos 30 dĂas, mira cada uno de los dedos del niño para determinar si se ha portado bien con ellos, personificando cada uno de los dedos como si fuera un amigo. A medida que examinamos cada uno de los dedos, háblale utilizando frases como ´oh, siento mucho haberte mordido hoy´, o ´estoy muy contento de haberme portado bien contigo hoy´ y dando a cada dedo un beso. Estos son sus diez ´amigos´ y tu relaciĂłn con ellos será diferente de la que tienes con ti hijo. AsĂ, tu relaciĂłn con los diez ´amigos´ servirá como recordatorio cuando tenga la tentaciĂłn de morderse las uñas.
Si eres un adulto que no tiene la opciĂłn de conseguir un socio que le ayude a restablecer una nueva relaciĂłn con sus diez amigos, entonces al menos deberĂas hablarlos cada tarde. Y darles un beso de buenas noches.